Tenía tiempo aun, esperaba a mi ex-compañero de piso de Estonia que hacía un año que no le veía, siempre que tengo que esperar a alguien que hace mucho tiempo que no veo necesito llegar antes, me pongo demasiado nervioso.
A varios metros del encuentro vi aquella figura cilíndrica, el monumento a las víctimas del 11M, así que me decidí a entrar dentro del recinto, tenía tiempo. Entrar en susodicho monumento me hicieron revivir muchos momentos de aquel fatídico día, disponiendome a desayunar, posiblemente, el café más amargo que jamás había tomado, aquel café, en el que pusieras la cantidad que pusieras de azucar jamás podría endulzarlo, porque en el tazón cayeron muchas lágrimas, lágrimas de dolor, de rabia, de impotencia, de preguntar el porqué de semejante barbarie.
Recuerdo esa mañana pegado al televisor, imágenes imposibles de soportar, en un completo estado de shock, aquellas imágenes de las victimas, de los heridos, de las fuerzas de seguridad desconcertadas, de la gente agolpada llorando buscando una respuesta que no tendrá jamás rspuesta, del sonido de las ambulancias, de heridos transportados en bancos metálicos arrancados del suelo, de las imágenes de los hospitales desbordados por los heridos, del sonido de los móviles que sonaban sin respuesta, de las largas colas de la gente queriendo donar sangre en interminables colas, de la solidaridad que se gestó ese día entre la población.
nos golpearon a los de siempre, a los nuestros, a la clase humilde y trabajadora, a inmigrantes, a niños, a ancianos, en sus putas guerras con nuestros muertos, demostrando que el pueblo está por encima de su clase política, empecinados en culparse los unos a los otros, en mentir, en falsear...ese día nuestro pueblo dio una lección de unidad y solidaridad que jamás olvidaré, posiblemente, en el único día de mi vida que me sentí orgulloso de ser español.
Cuando entras en el monumento recuerdas todos esos momentos, el silencio al entrar es inmenso, tan grande que ahoga, sobre todo al leer la cantidad de frases emotivas escritas en múltiples idiomas, es dificil no emocionarse y tragar saliva.
Me llaman al móvil, es mi amigo, ya ha llegado....tuve la suerte de poderle contestar, 193 personas no pudieron ese día....
Ya te he hablado de Vallecas, ¿verdad? De aquel barrio al sur de Madrid, de cómo eran sus casas bajas, sus chabolas construidas por emigrantes venidos del hambre y llenos de futuro, levantadas de noche, a escondidas, por todos los vecinos. De sus calles sin asfaltar donde tantos lucharon por la libertad que no tenían. Allí se enamoraron mis padres cuando volvían a casa con los pies llenos de barro y el alma perdiéndose en los regueros de lluvia que corrían entre las casas. Te he hablado de su lucha, ¿verdad? De sus puertas abiertas y de mi abuela sentada en la calle, soñando fortuna para mis tíos, llorando la huerta que quedaba tan lejos. Del Pozo del Tío Raimundo, tierra rebelde, del canto huérfano que nos hiela.
También sabes, te lo he dicho muchas veces, que allí aprendí la importancia de la memoria, la necesidad de soñar mundos mejores. Allí entendí que la tragedia ajena era la mía, que la poesía es un arma cargada de futuro. Ya sé. Te lo dije otras veces. Ahora Vallecas, mi patria, mi infancia, es zona cero. Estallaron las bombas. Deja que te cuente.
La noticia me pilló lejos de casa. Estaba en Barcelona. Me había quedado hasta tarde leyendo poemas de Marzal y García Montero. Soñaba con Alicia, supongo, regando las flores de Lavapiés. Con mi perro acurrucado en el lugar de la cama que dejo vacío. Entonces sonó el teléfono y conocí la tragedia. Llamé a la familia y supe que todos estaban bien. Después vi en televisión el horror de la catástrofe y entendí como nunca los versos de Neruda, sucede que a veces me canso de ser hombre.
-Ismael Serrano-
Dedicado a mi apreciada Inés, que murió su primo cuando iba camino de la universidad y a mi entrañable Loli, que estaba en uno de los vagones, provocandola un año de baja por secuelas físicas y psíquicas...como dice una de las frases recogidas en el monumento....hace falta mucha fantasía para soportar la realidad...
"Malditas sean las guerras y los canallas que las provocan"
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3 comentarios:
Recuerdo ese día. Estaba en la universidad, primera hora de la mañana. Alguien llegó diciendo que habían puesto una bomba en Madrid, pero la información era confusa. En el intercambio salí corriendo a la sala de ordenadores, las imágenes sobrecogían, todo el mundo daba por hecho que era un atentado de ETA, pero ¿qué más daba buscar culpables? Al final son los mismos, los que atentan contra la libertad, contra las personas. Como siempre, sí, tienes razón, ¿por qué gente que sólo quiere ser feliz, que les da igual la raza, religión o ideología política; que van a trabajar, a estudiar, a pasear… y sólo quieren un futuro mejor?
Por cierto, no había leído las frases de Ismael Serrano, ponen los pelos de punta.
A veces me canso de ser…. hombre, pero sigo teniendo esperanza en ellos, y en mí…
Muchas gracias Fa. Un abrazo enorme desde Valencia.
Nunca se me olvidará ese día, los momentos de preocupación por lo conocidos, haciendo memoria de dónde vivían exactamente y horarios, para saber si podían estar en el tren... llamando, los teléfonos comunicando, y cuando por fin consigues hablar con los amigos, una inmensa sensación de alivio...
Un beso...
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